Nadamos hacia el vacío.
Vamos a la deriva-
Flotamos por el río.
Nuestros cadáveres perdidos.
No sabemos nada...
solo los peces nos acompañan
los gallinazos nos cobijan.
Nuestas almas
condenadas a vagar por el infinito mar.
¿Quién consolará a nuestras amantes?
Y es en esta voz de horfandad y desconsuelo donde podemos reconocernos. Buen remate.
ResponderBorrarUn abrazo...
Imágenes de tu poema: “Nadamos hacia el vacío, cadáveres, peces y gallinazos y quién consolará a nuestras amantes”, me llegan.
ResponderBorrarQuiero que sigas escribiendo.
Un abrazo.
César