miércoles, septiembre 17, 2008

Invitación a la lluvia


Lluvia cuando vuelvas
traerás toda la dulzura
del agua fresca.
Lluvia cuando vuelvas
las raíces felices te alabarán.
Lluvia cuando vuelvas
lavarás las hojas y las penas.
Lluvia cuando vuelvas
harás brotar las flores
y madurarás los frutos.


Lluvia:
te convocamos
te invitamos
te necesitamos
te imploramos
Ven a bañarnos
ven a darnos tu vida
lluvia, ven.


Envío:

Bibi, una amiga, me cuenta que está triste porque hay fumigaciones oficiales sobre las plantas de uso ilícito, pero estos líquidos caen también sobre las plantas de pancoger y la lluvia no llega pronto a lavar esos venenos.

Para conjurar toda la mala energía de esos líquidos poco convenientes sobre las plantas
necesitamos más lluvia así que te envío esta Invitación a la lluvia.


Debes hacerla en noche de luna llena, la luna llena durará hasta el sábado próximo (claro que no importan cual luna, todas son bellas y convenientes) pones una vela encendida en el patio cerca de un cuenco de cristal lleno de agua cerca de las flores y las frutas, allí en Guapi, cuando la planta de energía deje de funcionar y te vistes con telas de flores y haces una ronda con tus amigas, o con las hadas y las duendesas y también algún elemento masculino, para convocar las buenas energías y que fluya la vida. Te recomiendo que este ritual esté regado con té de coca, biche y abundantes risas. L
as risas que pueden acompañar todo el ritual.


Mira el video de la lectura en público de este poema





martes, septiembre 09, 2008

Encuentro Nacional de Poetas. Cali



Lugar: Biblioteca Departamental
Cali, Colombia, septiembre 9 al 11 de 2008




MARTES 9, 7:00 p.m."La poesía colombiana y el erotismo".Poetas: Juan Gustavo Cobo Borda, Eduardo Escobar,
Elmo Valencia y Cristina Valcke.


MIÉRCOLES 10, 7:00 p.m."La poesía colombiana y el dolor".Poetas: Ángela Tello, Mario Rivero y Gerardo Rivera.


JUEVES 11, 7:00 p.m."La poesía colombiana y la mujer"Poetas: Orietta Lozano, Jotamario Arbeláez y Darío Jaramillo Agudelo.


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miércoles, septiembre 03, 2008

Destino



Facundo miró al cielo con desconfianza. Allí se remontaba la luna gorda con su cortejo de estrellas. Al menos la Josefa dormía bien arropada a salvo de aquella amenaza ancestral. Pensaba con tedio en el domingo, iría con su potrillo por el afluente del Barbacoa al pueblo, todos se reunían allí a la hora de la misa; aunque era un renegado y no iba casi nunca, en ese momento crucial necesitaba ayuda para la Josefa, pronto nacería su séptimo crío y el nuevo médico era el indicado, pero, ¿cómo se llamaba? ¡Ah!, sí, rarísimo, casi no lo aprende: “Dotó ojtetra”, se lo repitió con mucho cuidado su comadre Juana, la partera, el niño venía con complicación. Traería también unos encargos para la familia y la crema yodada para su dolor de espaldas, que ya era insoportable al inclinarse a recoger la red. A sus cincuenta y cuatro años ya se sentía viejo y cansado. A veces quería dejarse llevar por el buque fantasma, desaparecer, no ser nada.

Escrito en febrero de 2001